INFORME DE UN DÍA DE ACCIONES COORDINADAS A LO LARGO DE EUROPA

La sensación de algo nuevo, empezando por las luchas migrantes

El 1º de marzo 2016 más de 20 ciudades en ocho países europeos se movilizaron por la convocatoria  del día de acción de la Huelga Social Trasnacional (TSS por sus siglas en inglés). Diferentes y variados eventos, manifestaciones, acciones y asambleas se dieron cita con el propósito de mostrar en la práctica que es posible superar las jerarquías y divisiones y estar unidas contra la precariedad y las fronteras. El 1º de marzo ha sido un día potente no tanto por su dimensión cuantitativa sino porque algo ha quedado claro: el proceso hacía una huelga social no puede sino arrancar políticamente de las migrantes que estos meses están retando la constitución europea y sus fronteras -tanto en Idomeni como en Calais, tanto a lo largo de la ruta de los Balcanes como en la frontera italo-austríaca, en Lampedusa y Dinamarca- y en los lugares de trabajo así como en la propia sociedad, donde están cambiando para siempre las formas de composición del trabajo. Empezar por el trabajo migrante no siginfica simplemente mostrar solidaridad, sino comprometerse en una lucha común. Contra la gobernanza europea de movilidad y la crisis de régimen, el 1º de marzo muestra la posibilidad de superar divisiones reclamando conjuntamente un permiso europeo de residencia sin condiciones, además de salarios mínimos europeos, bienestar y una renta básica. Esto es lo que ha permitido a muchas que no formaban parte del proceso previo de la Huelga Social Trasnacional participar y unirse el 1º de marzo.

Un día variado, de Munich a Roma, de Edimburgo a Varsovia

A lo largo del día las diversas acciones y manifestaciones han hecho referencia a diversos aspectos del actual control de la movilidad, que afecta a migrantes externas e internas de diversas formas y a través de vallas fronterizas,  de recortes de las prestaciones sociales, dede leyes de asilo, de amenazas de expulsion, de bajadas de salarios, de zonas económicas especiales y de  políticas de austeridad. Las calles de Munich fueron ocupadas por migrantes búlgaras reclamando alojamiento y derechos básicos para todas. Muchas de ellas duermen a la intemperie a pesar de trabajar en sectores como la construcción o servicios de limpieza, en muchos casos sin papeles, teniendo que pelear frecuentemente contra bajadas abusivas de su salario. Las autoridades de la ciudad, en consonancia con el acostumbrado racismo institucional que les niega los derechos más básicos a pesar de ser ciudadanas europeas, opinan que ellas mismas son responsables de su situación. En Berlín activistas de Blockupy, sindicalistas, migrantes internas y estudiantes marcharon por las calles de la llamada “ciudad de los mini-jobs y la precariedad” bajo el lema “Walk on the Workers side”. Detrás de una pancarta en la que se leía “Let´s strike together” recorrieron las calles de Berlín haciendo paradas en lugares característicos de la explotación laboral, como el llamado “Mall of Shame” en Potsdamer Platz donde migrantes rumanos fueron estafados con sus sueldos, las oficinas de la universidad Humboldt o el ministerio de finanzas. En Poznan, siguiendo la declaración conjunta hecha por trabajadoras polacas y alemanas de Amazon denunciando las condiciones de trabajo en los almacenes de la compañía y afirmando la necesidad de coordinarse de forma transnacional, se organizó una sentada en frente de una oficina de Adecco, una de las empresas de empleo temporal que trabaja para Amazon. Las empresas de trabajo temporal proveen de trabajadoras a las compañías como si fueran simples productos que se puedan comprar y después tirar cuando ya no resultan necesarios. En el caso de las personas migrantes estas empresas no solamente las contratan sino que además controlan su permiso de residencia y su alojamiento .Durante la sentada se pudieron oír las voces de las trabajadoras denunciando los contratos mercantiles y la externalización de servicios, que afecta especialmente a los sectores de la cultura y el arte, la construcción, la limpieza, los trabajos de altura etc.En Edimburgo la marcha en solidaridad con los y las migrantes hizo también una parada en frente de las oficinas de Amazon, para decir alto y claro que trabajadora temporal no significa trabajadora sumisa. Trabajadoras de Amazon también participaron en la marcha organizada en Frankfurt e hicieron discursos en solidaridad con las compañeras polacas en frente de las oficinas locales de Adecco. La protesta y la asamblea posterior estuvo compuesta por refugiadas, trabajadores migrantes, desempleados y miembros de organizaciones de base, que se juntaron para unir lo que las fronteras y la explotación separa. En Varsovia una improvisada procesión dedicada a “San Precario” llevó hasta el ministerio de trabajo y políticas sociales el testimonio de trabajadoras precarias, migrantes y/o empobrecidas; en Paris y Dresden se distirbuyeron panfletos sobre la necesidad de unirse, organizarse y hacer huelga a escala transnacional. En Italia, más de 1000 personas tomaron las calles: En Bolonia trabajadoras migrantes, refugiadas, precarias e industriales denunciaron a viva voz que el trabajo migrante y precario en todas sus formas -en la oficina, en el hogar, en los hospitales, en el campo- es parte del mismo sistema de explotación. En Roma empleadas precarias y/o migrantes acogidas y bienvenidas  dijeron alto y claro en las calles y en frente de las oficinas de inmigración que,para producir una transformación real y organizar una gran huelga, es esencial interconectar nuestras luchas. El día anterior en Foggia, las trabajadoras migrantes del campo exigieron el fin de las condiciones de esclavitud en las que se ven obligadas a trabajar, debido a la codicia de sus jefas y el silencio de instituciones racistas. En Padova, una sentada en frente de la oficina de inmigranció bajo el lema “let´s cross the struggles, let´s open the borders” protestó contra la manera en la que se tramitan los permisos de asilo y residencia; en Casena las migrantes contratadas en la compañía de logistica “Artoni” manifestaron su oposición a los ataques a sus salarios y a su derecho a la libre asociación que han sufrido en los últimos meses. Asímismo en Mantua, Benevento, Rimini, Napoles, Brescia y Empoli se produjeron acciones que tuvieron como temas el trabajo migrante, las refugiadas y la precariedad. En Leiden, Lesbos y Ljubljana algunos grupos se unieron a última hora al llamamiento del 1ºde marzo y organizaron acciones en contra de las fronteras y la precarización. Mientras tanto, en Viena, se discutió en una asamblea abierta  sobre la “Calais Jungle” y en Estocolmo activistas introdujeron carteles en una tienda de IKEA  con lemas de la Huelga Social Transnacional, expresando la necesidad de organizarse a nivel internacional contra las cadenas de explotación.

Un largo camino hacia una huelga social transnacional

Este 1º de marzo las migrantes han dejado claro que no son un asunto marginal, que ellas están en el centro del escenario europeo. Sus voces han resonado por todas las esquinas de Europa, junto a las de muchas otras, trabajadoras precarias e industriales, estudiantes y desempleadas. Lo que ha pasado este 1º de marzo nos reafirma en la creencia de que la vía para luchar contra las fronteras que nos dividen es construir conexiones y experimentar con nuevas formas de lucha transnacional. Este cambio tanto en el discurso como en la práctica es lo que queremos aprender y conservar en este experimental 1º de marzo. Sin embargo sabemos que todavía queda un largo camino hasta una huelga social transnacional. Sabemos que para construir las condiciones de posibilidad de una huelga transnacional potente necesitamos superar las fronteras entre las viejas y las nuevas formas de organizarse, por ejemplo a través de reclamaciones comunes a las distintas condiciones de trabajo, grupos y países. Los cambios que están provocando las migrantes en un mercado laboral ya de por sí inestable suponen un profundo desafío a las formas tradicionales de activismo social y organización laboral. Al mismo tiempo que tratamos de profundizar los cambios causados por las migrantes y hacerlos ventajosos para ellas, queremos seguir tratando de organizar lo aparentemente imposible de organizar: una huelga social transnacional. Sabemos que los derechos de organización y huelga están siendo atacados en numerosos países de Europa. Sabemos que hoy en día hay muchas maneras de luchar contra el control de la movilidad y la explotación: la huelga contra la naturaleza jerárquica en los controles fronterizos de Idomeni es un ejemplo de cómo el concepto de huelga sobrepasa el ámbito laboral. Sabemos que los esfuerzos de las migrantes por superar las fronteras externas e internas de Europa son ahora mismo la forma más significativa de lucha contra el nuevo orden europeo. Hay que poner en entredicho la división entre el derecho abstracto y el derecho material a la huelga: más allá de las quejas contra los ataques a los sindicatos y al derecho a la huelga, la huelga social transnacional no puede ser el patrimonio de unas pocas, hay que luchar contra cualquier clase de división entre las trabajadoras.

Haciéndolo realidad: organizando un gran encuentro para una huelga social transnacional

Lo que necesitamos es una guía práctica hacia una huelga social transnacional que dé cuenta de las transformaciones actuales del mundo laboral. Y queremos hacerlo junto a migrantes, refugiadas, trabajadoras precarias e industriales, activistas y sindicalistas. Tras el primero de marzo sabemos que el proceso hacia una huelga social transnacional puede abrir nuevas posibilidades y conexiones, empezando por las luchas locales de cada una. Queremos conectar las opiniones y reivindicaciones surgidas de nuestras actividades diarias al proyecto de una huelga social transnacional. Apoyaremos a los nuevos grupos que surjan alrededor de este proyecto y fomentaremos la comunicación transnacional. También creemos que la huelga social transnacional es una posibilidad concreta para todos aquellos grupos y colectivos que quieren cambiar la Europa actual. Hacemos un llamamiento a toda aquella que quiera cambiar la situación actual a unirse a nosotras en la organización de un gran encuentro. Después del encuentro inicial en Poznan y de la jornada experimental del primero de marzo, el encuentro que tenemos en mente ha de servir para dar un paso más hacia la construcción de un sujeto colectivo, un “nosotras” , que pueda acercarnos a una huelga social transnacional. Queremos hacerlo involucrando a todas aquellas personas que han participado en el primero de marzo, a todas aquellas que ese día descubrieron por primera vez este proceso y por último a todas aquellas que buscan una nueva forma de unir y potenciar nuestras luchas.

No tenemos una identidad ni un pasado que defender, simplemente un proceso abierto con el que asaltar el presente.

Plataforma por una Huelga Social Transnacional